lunes, 5 de diciembre de 2011
Titular "mambisa" a la Virgen falsifica la historia patria y de La Iglesia (I parte)
Por Jaime Leygonier/ Hablemos Press.
En mi crónica "La Virgen "mambisa": escenas enternecedoras y grotescas (I parte)" afirmé que es una falsificación histórica el aserto de los obispos de que la imagen que llevan en procesión por la Isla era llamada "Virgen mambisa".
Forzado llevar el agua del patriotismo al molino de la Iglesia en momentos en que el agua de la Iglesia va al molino de la dictadura anti-nacional y de los intereses españoles pro-dictadura.
"Mambí" es una voz de origen africano, traducible como "bandolero", que aplicaban los colonialistas a los insurrectos y devino sinónimo de libertador.
Tan nuevo es ese llamar "virgen mambisa" a la Virgen que en 1997 los obispos preparando la visita del papa Juan Pablo II, llevaron esa misma imagen de iglesia en iglesia y no la llamaban como ahora "Virgen mambisa" sino "la Virgen peregrina".
La llamó por primera vez "mambisa" -mero recurso sentimental de poeta- una canción de los autores Zelada y O. Rodríguez, que figura en el cantoral de 1996 aprobado por la Comisión Episcopal de Liturgia.
Canción popularizada durante las misas de la visita a Cuba del papa Juan Pablo II .Pero ahora subieron la parada y "descubrieron" una "tradición oral" que publica la Iglesia en su calendario para el año 2011, que cito:
"Aunque no se conoce ningún escrito acerca del origen del sobrenombre de "Mambisa" que se le suele dar a esta imagen, la tradición oral es muy variada, pero toda coincide en el mismo punto: La certeza popular de que/…/protegía a los cubanos en búsqueda de su independencia .Se ha dicho que los insurrectos se llevaron por un tiempo esta imagen" (de la Parroquia de Santo Tomás, de Santiago de Cuba) "a la manigua, práctica que no era rara entre las tropas mambisas, pues se hacían acompañar frecuentemente por imágenes de la Virgen de la Caridad. Los vecinos de la Parroquia de Santo Tomás se destacaban por estar muy comprometidos en la lucha por la independencia, y esto se asociaba a la fuerte devoción a la Caridad que había en el barrio. De hecho en los libros de la Parroquia están asentados entre otros, los nombres de los generales Planas Ulloa, Antonio de la Caridad Maceo Grajales, Francisco Sánchez Hechavarría/…/residían en el territorio las familias de los Maceo, de Jesús Rabí y de los Lacret Morlot. De ahí que por la tradición oral se sepa que muchos/…/al incorporarse a las tropas mambisas/…/y los insurrectos que entraban clandestinamente en Santiago iban a escondidas a orar ante su altar."
Imposible que sacerdotes crean que pudieran robar la imagen del altar mayor de la Parroquia de Santo Tomás, llevarla a la manigua y que de tamaño suceso no aparezca constancia escrita en los libros de dicha Parroquia y de su Obispado -Por no hablar de la prensa que habría acusado de sacrilegio a los insurrectos.
Los soldados de todos los ejércitos recibían y reciben de sus madres y esposas: medallas, "detentes" y los talismanes más diversos -sin que ello testimonie pertenencia a religión- pero es absurdo que las perseguidas tropas insurrectas, carentes de todo, en sus fugas y marchas continuas cargaran "frecuentemente" con imágenes como los ejércitos del Antiguo Testamento.
Estos insurrectos no eran fervientes católicos como los carlistas vascos o cristeros mexicanos, no podían serlo en Cuba, país de catolicismo superficial y mezcolanza de razas y religiones, donde a principios del siglo XIX la prohibición episcopal de que hubiera capellanes en las haciendas privó de evangelización a inmensos territorios del campo concentrando las iglesias en las ciudades (Moreno Fraginal, "El Ingenio").
La posición política de la Iglesia, sujeta al gobierno español y que bendecía a las armas españolas y anatemizaba a los insurgentes cubanos, a los masones y al pensamiento liberal de los caudillos insurrectos, la nacionalidad española de los clérigos, el indiferentismo religioso reinante -entonces y aun hoy- la crisis profunda de la Iglesia en el siglo XIX, imposibilitaron que el catolicismo "de Iglesia" se uniera al surgimiento de la Nación, como sí ocurrió en España y en Polonia.
Aunque los bautizaran cuando bebés y hasta asistieran el domingo a la iglesia pueblerina, sobran testimonios sobre la religiosidad privada o la irreligiosidad de los próceres de la Patria.
Antonio Maceo no se firmaba "de la Caridad" sino con los tres puntos masónicos y los masones estaban excomulgados.
Como no existió en Cuba el registro de inscripción de nacimientos hasta 1886 en que se aplicó en la Isla el Código penal español de 1871, ni boda civil hasta la República, los bautismos y matrimonios de la época no indican sentido de pertenencia a religión alguna sino un trámite legal indispensable para todos.
En el registro de bautismos de las parroquias figuran los que al crecer fueron insurrectos, el número aun mayor de los que apoyaron a España y el número inmenso de los que no hicieron nada a favor o en contra de ninguna causa; en fin, figuran todos los nacidos.
La advocación de la Virgen de la Caridad proviene de España con tradición oral que la fecha en el siglo I y en el VII, se conserva una imagen del siglo XIII y su devoción desde Illescas, Toledo, fue muy extendida a partir de 1603 -datos de la Wikipedia 2010 (fuente que requiere verificación).
En Cuba su culto se extendió particularmente en Oriente irradiado desde El Cobre, también llegó a otros puntos de la Isla directamente desde España por emigración española, particularmente la de Andalucía.
James O' Kelly, periodista Irlandés, que recorrió las serranías de El Cobre para entrevistar a Carlos Manuel de Céspedes, en "La tierra del Mamby" describe una velada por la fiesta de La Caridad, en una prefectura de insurrectos, caserío escondido en que vió un rústico altar con velas a una imagen de la Virgen y animado baile -único testimonio al respecto que encontré en la abundante literatura sobre estas guerras.
El historiador Emilio Roig de Leuchsenring, en su libro "La Iglesia católica y la Independencia de Cuba" (La Habana, 1958) argumenta sobre la enemistad de la Iglesia hacia los independentistas cubanos y viceversa, y el origen español natural y no milagroso de la Virgen de la Caridad.
Considera falsa la versión de que los partidarios del colonialismo oraban a la Virgen de Covadonga y los patriotas cubanos a la Virgen de El Cobre. Y presenta prueba documental de que a la Virgen de la Caridad la declararon en 1856 patrona del 4to. Regimiento de Voluntarios de La Habana.
Creo que ambos bandos oraron a los santos de su infancia sin politizarlos, tanto los voluntarios perseguidores de patriotas como los independentistas. Siendo Santiago Apóstol el patrono de España, durante la Guerra de los Diez Años (1868-78) el gobernador de Santiago de Cuba prohibió sacar su imagen en procesión porque los patriotas en una ocasión la vistieron en forma que recordaba a los insurrectos.
La solicitud en 1915 de un grupo de mambises al papa Benedicto XV para que nombrara patrona de Cuba a la Virgen de La Caridad de El Cobre expresaba la devoción a esa advocación mariana existente en la zona oriental del país y entre un grupo de libertadores. Y desmiente la pretendida "tradición oral".
Si existiera una tradición oral sobre una Virgen mambisa esta tradición hubiera sido escrita por los contemporáneos en periódicos y memorias. A partir de 1900 casi todo oficial insurrecto publicó sus memorias de la Guerra y diarios de campaña, y posteriormente muchos historiadores publicaron sobre las historias y leyendas de sus localidades.
No aparece mención a esta "tradición oral" de "Virgen mambisa" e insurrectos cargando "frecuentemente" imágenes, !ni siquiera en la carta de aquellos mambises a Benedicto XV!, siendo su principal firmante, Jesús Rabí, del barrio de Santo Tomás y tan devoto de esta Virgen que solicitó su patronato para Cuba.
Imposible que los mambises, católicos o no, hubieran ignorado esa tradición y no la hubieran informado al papa al solicitarle patrona para Cuba.
El clero católico en Cuba compuesto mayoritariamente por curas españoles deseaba entonces ponerse a tono con la reciente República de Cuba que exaltaba el patriotismo y había separado en 1902 la Iglesia de el Estado. Y hacer olvidar su firme apoyo al gobierno colonial al que estuvo sujeta por el Patronato de Indias del estado español sobre la Iglesia en América.
Pero dejemos la Historia y su tergiversación, ahora no por los Castro sino por otro clan cerrado:¿A qué viene esta fiebre de patriotismo de nuestros obispos? Lo argumentaré en una segunda parte.
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