lunes, 5 de diciembre de 2011
Embargo, sí; sin embargo…..
Por Ernesto Aquino Montes*.
El gobierno de Cuba tiene una deuda de gratitud con el Embargo. Gracias a ese chivo expiatorio la tiranía le ha podido robar los sueños y las expectativas de vida durante 52 años- a millones de cubanos.
El Embargo, ha sido el Habeas Corpus de un “delito” que le permitió al führer caribeño llevar a cabo su esquizofrénica cruzada guerrillera para derrotar al “imperialismo yanki”, “el gran culpable de todo”; el enemigo necesario.
Su talismán de la suerte y de paso involucrar en la estúpida aventura a cuanto desamparado moral pernocta por los arrabales de esta Latinoamérica nuestra, tan infestada de caudillos ladrones y populistas estafadores que se sirven de los beneficios de la democracia para llegar al poder, y una vez ceñida la corona descargan todo su odio a la Libertad en el nombre de los mismos fantasmas marxistas que tantas lágrimas le ha costado a la humanidad.
El Embargo, ha sido el argumento por excelencia para justificar el absoluto fracaso del socialismo; la causa, de todas las alianzas de callejones donde el honor es un estorbo en el camino de las ayudas “generosas y desinteresadas”.
El Embargo, sirvió como telón de fondo para la puesta en escena del inescrupuloso y sórdido departamento MC, dirigido por los gemelos Antonio y Patricio de la Guardia, a quienes el máximo líder les había encomendado la sagrada misión de encontrar formas alternativas de ingresar divisas al país para de ese modo -“patriòtico”- burlar el “criminal bloqueo” que sólo le permite a Cuba tener comercio con apenas ¡186 países!.
El Embargo comercial no fue el resultado de una rabieta histérica (estilo castro) por la llegada al poder de un régimen desagradable; no se trató de una disposición caprichosa para castigar una indisciplina social.
El Embargo, fue la única medida civilizada que encontró el gobierno de los Estados Unidos para sancionar el vandalismo de un grupo de políticos ladrones que, por la fuerza y sin ningún poder legal, confiscó empresas, industrias, pequeños y medianos comercios y cuanta propiedad privada norteamericana encontró a su paso mientras consolidaba su gobierno sobre las bases del saqueo y los fusilamientos. (si Dios hubiese cometido el error de invertir los papeles, hoy, Cuba sería un recuerdo en la geografía del Caribe.)
Ningún gobierno -¡Absolutamente ninguno!- tiene el derecho de ejercer la libre autodeterminación, cuando ese mismo gobierno le niega a sus ciudadanos los más elementales y básicos derechos y libertades fundamentales reconocidos y aceptados por todos los seres civilizados.
El Embargo, puede ser una medida violatoria de la soberanía –siempre que lleguemos a ponernos de acuerdo sobre el concepto –cada día más abstracto- de lo que es soberanía; en el caso de los Castros, no hay dudas que se trata de su Soberbianía.
El voto, en contra del Embargo, que efectuaron en Naciones Unidas la mayoría de los países, pudiera ser considerado un acto de solidaridad (siempre que se determine, ¿con quién?); pero, lo que el pueblo cubano necesita –con urgencia impostergable- es el VOTO UNÁNIME de los países democráticos y libres para condenar, de forma inquebrantable, la permanencia en el poder de la tiranía totalitaria de un sistema antinatural que lleva 52 años estrangulando la libertad, los sueños y la vida de millones de cubanos, y que mientras exista constituye un peligro real para la supervivencia de la razón, la civilización y los derechos humanos.
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