Por Jaime
Leygonier/Hablemos Press.
En la primera parte expuse que de una muestra de 37 parroquias, iglesias y capillas encuestadas -3 personalmente y 34 telefónicamente- 21 templos, el 56.75 %, reciben donativos voluntarios de los fieles por las misas de difuntos y 16, el 43.24 % tienen tarifas de cobro para inscribir a los difuntos.
Y de un total de 15 de las 16 que cobran misas, 4, el 26,66 %, cobran los bautizos según tarifas. No cobran misas sino que aceptan un donativo voluntario: La SMI Catedral de La Habana, el Espíritu Santo, Corpus Christi, Parroquial de Guanabo, Santa Ana, Jesús de Miramar, misioneros del Corazón de María, Monserrate, Nstra. Sra. De La Guardia, parroquias de Cristo Rey, de El Rincón, de El Salvador, de Jesús María, de Santiago, de Nstra. Sra. del Pilar, de San Agustín, de San Francisco de Paula, de San Judas y San Nicolás, del Buen pastor de Jesús del Monte, Santa Catalina y Santa Lucia (21 en total).
Cobran por misas de difuntos: La Merced: "Un pesito por cada uno", Nstra. Sra. de La Caridad, Sto. Cristo de Limpias (padres capuchinos) Sagrado Corazón, del Vedado, San Francisco Javier (aunque destaca que es libre y no obligatorio) San Francisco de Asís ("normalmente $1, pero si lo tiene bien y si no se le anota también") Sto. Cristo del Buen Viaje, Sgdo. Corazón -de Reina ("Si Ud. puede, no es obligatorio") María Auxiliadora ("$1, si Ud. puede") San Juan Bosco, Sta. Bárbara, La Medalla Milagrosa, Sgdo. Corazón de Jesús de la Víbora (P. Pasionistas) y Capilla de La Caridad, de Santos Suárez (16 en total).
Causas de posibles inexactitudes en la encuesta: La muestra no abarca otras diócesis del país. Ignora el total de Iglesias y capillas que administra la Arquidiócesis de La Habana -Información que solicité pero que no pudo dar su Arzobispado. Ignora quienes son los sacerdotes que administran esas iglesias, sería útil precisarlo dado que son los responsables de prohibir o establecer las tarifas, muchos administran varios templos a la vez.
Entre los encuestados que respondieron que cobran pueden ocurrir gestos positivos de no cobrar a faltos de recursos, y entre los encuestados que dijeron que no cobran pueden darse actos negativos. Excluí de la consulta sobre el cobro del bautismo a las iglesias que no cobran misas y por tanto no me consta si alguna de ellas tarifa los bautizos.
Una oficinista de Iglesia en que no cobran me contó cómo puso en su lugar a un hombre que le entregó una lista de difuntos y $5 y le preguntó "¿Es suficiente?" Ella torciendo el gesto le explicó: "No se cobra, es voluntario, lo que quiera donar pero Ud. me dio una lista con bastantes difuntos y la iglesia tiene muchos gastos".
Y el párroco de La medalla Milagrosa -quien desarrolla una gran labor benéfica con ancianos y también con jóvenes con síndrome de Down y no cobra los bautizos- a un padrino o padre que durante el bautizo de su bebé le entregó un donativo de $15 lo regañó, afeándole que gastaba muchos dólares en fotos y ropa pero donaba poco dinero.
Males derivados de las tarifas: Los católicos instruidos en su fe saben que pueden ofrecer la misa por quienes quieran sin necesidad de inscripción en la oficina, pero aun a estos les sirve de consuelo la lectura del nombre de sus seres queridos durante la misa o la presencia de esos nombres en el altar.
Las tarifas y cuotas lastiman a quien debe limitarse a 4 nombres o a sus pocos pesos. Se siente disminuido si pide gratis el sacramento (que nadie tiene facultad de vender) y si una oficinista entiende que es suficientemente pobre para no pagar o pone mala cara porque lo juzga tacaño.
Si puede herir la indulgencia de la empleada que dice: "Si no tiene el peso no importa, dé lo que Ud. quiera", cuánto más puede herir la tarifa en manos de persona rígida.
Pedagógicamente, esta contabilidad induce la idea de que la Misericordia de Dios es limitada, no puede pedírsele sino para unos pocos; y la Gracia se paga, a Dios se le compra, es el peso y no la oración lo que obra.
(La idea de "sólo pueden ser 4" -aplicación a lo espiritual de la psicología del país de la escasez y los alimentos racionados. Y la idea de "No hay ningún límite siempre y cuando Ud. lo pague").
Quienes rara vez asisten a un templo ni se rigen por la Ley de Dios, cuando lo visitan compulsados por el dolor de la muerte o bautizan a un hijo por costumbre ¿qué evangelización reciben de ese menudeo que merca la Gracia?
¿Qué idea reciben del valor de una misa? ¿O del bautismo que cuesta $20 en el Carmen y "vale" $6 en Santa Bárbara? La propaganda anticatólica siempre subrayó -y con justicia- ese comercio de épocas de ignorancia.
Conclusiones y sugerencias:
Pervive en la Iglesia una tendencia que por contraria a la enseñanza bíblica y por perjudicial debe ser erradicada. Si "cada iglesia tiene su librito" ese jamás puede contradecir al Libro, la Palabra de Dios.
Personas que me informaron tranquilamente que había una tarifa por las misas, rechazaron la idea del pago del bautismo: "Es un sacramento, no se puede cobrar". Señal de que no consideran sacramento la eucaristía (la misa) por desconocimiento de su fé y por acatar sin razonar la autoridad que dispuso la tarifa.
"Donación" excluye toda tarifa, todo debate sobre las posibilidades económicas del donante y explicación de que su donativo resulta escaso, disimular la tarifa con "si Ud. quiere" cuando de todas formas se menciona un precio, lo cual presiona al que se cohíbe por falta de dinero; tampoco cambia el hecho de vender sacramentos el usar eufemismos -como "estipendio" que según el pequeño Larousse significa "pago".
Si no existe una normativa de los obispos que prohíba esas tarifas, si las prohíben San Mateo 10; 5-8: "A estos doce envió Jesús y les dio instrucciones diciendo/…/Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia".
Y Hechos de los Apóstoles 8; 9-24: "Cuando vio Simón que por la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero, diciendo: Dadme a mí también este poder/…/Entonces Pedro le dijo: Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se obtiene con dinero".
También lo prohíben la caridad y el sentido común: Tampoco existe una normativa que prohíba expresamente hacer necesidades fisiológicas en los templos, pero nadie lo hace.
Lamentablemente, parece indispensable por parte de los obispos esa orientación en cuanto a la gratuidad de los sacramentos -Un clérigo me informó que en otros países sus obispos cursaron esa orientación.
La crisis total de Cuba impide a los fieles costear el culto, los templos necesitan reparaciones, tienen gastos, pero la Iglesia no puede sino dar la respuesta digna que recibí de una señora de San Francisco de Paula, quien escandalizada por mi pregunta de "¿Cuánto cobran por la misa?" contestó "los sacramentos no se cobran, eso no tiene precio".
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